martes, 20 de marzo de 2012

Título de la entrada.

Que hermoso es poder ver el cielo, así sea desde un octavo piso y desconectarse del mundo.
Que lindo poder salirse de toda esa rutina aburrida y agotadora y poder contemplar la vida y los paisajes que esta apurada ciudad esconde.
Como me gusta mirar a la gente desde arriba, sentirme gigante, intocable, como más allá de todo. Mirar los autos y a las personas apurados intentando llegar a algún lugar, contemplar absolutamente todo y pensar que hasta el árbol más común, es hermoso y merece aunque sea, una foto.
Qué linda la sensación de libertad que se siente otorgada en ese momento. Sin preocupación alguna y con un cigarrillo entre mis dedos. Bajo el Sol, con los pies al aire y rodeada de plantas y nada más que paz. Mucha paz, que emana de ellas, siempre tan simples y bellas.
Qué lindo poder olvidarse aunque sea durante unos instantes de la vida. De todo lo que hace mal y lo que pasa al rededor.
Lindo sentirse bien, feliz, completa. Sin necesitar nada más que lo que ya se tiene.
[Lo máximo que se puede esperar de la perfección es un instante.]

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