Extraño a mi abuela, dulce, conservadora, gritona, algo machista y quejosa. Extraño a mi abuela, que está al lado mío.
No creo sean celos hacia los demás, ni que ella ya no me quiera, creo que es simplemente que intenta complacer a todos, que no deja que nadie mueva un dedo y que encima, mi viejo, pida demasiado (creo que exagera). Y lo peor es que después dice que está muy "viejita" que "no puede más" y que hay que ayudarla mucho.
Extraño a mi abuela la cual se queja de la juventud y los cortes de Carmen Barbieri, cree que tengo el mismo y dice que a mi me queda bien, que lo que pasa es que "Carmencita ya está muy grande para esos cortes 'modernos'".
Extraño a la abuela que me cuenta infinidad de veces la pena que le dan los homosexuales porque "Sufren demasiado rechazo de todos" y, desconoce de mi sexualidad.
Extraño a la abuela que me cuenta las historias de su infancia una y otra vez, hasta el punto en el que ya me las se de memoria, pero si me las volviera a contar, estoy más que segura de que pondría la misma cara de asombro e interés, que puse la primera vez que las escuché.
Extraño a la cálida abuela que todas las noches a escondidas, llora por el abuelo que perdimos una vez (uno más que extrañable) y, sin ir más lejos, extraño a la abuela que está al lado mío, preparando una leche con chocolate para mi primito y no nota de mi existencia ni siquiera por un instante.
No creo sean celos hacia los demás, ni que ella ya no me quiera, creo que es simplemente que intenta complacer a todos, que no deja que nadie mueva un dedo y que encima, mi viejo, pida demasiado (creo que exagera). Y lo peor es que después dice que está muy "viejita" que "no puede más" y que hay que ayudarla mucho.
Extraño a mi abuela la cual se queja de la juventud y los cortes de Carmen Barbieri, cree que tengo el mismo y dice que a mi me queda bien, que lo que pasa es que "Carmencita ya está muy grande para esos cortes 'modernos'".
Extraño a la abuela que me cuenta infinidad de veces la pena que le dan los homosexuales porque "Sufren demasiado rechazo de todos" y, desconoce de mi sexualidad.
Extraño a la abuela que me cuenta las historias de su infancia una y otra vez, hasta el punto en el que ya me las se de memoria, pero si me las volviera a contar, estoy más que segura de que pondría la misma cara de asombro e interés, que puse la primera vez que las escuché.
Extraño a la cálida abuela que todas las noches a escondidas, llora por el abuelo que perdimos una vez (uno más que extrañable) y, sin ir más lejos, extraño a la abuela que está al lado mío, preparando una leche con chocolate para mi primito y no nota de mi existencia ni siquiera por un instante.
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