sábado, 20 de octubre de 2012

Vivieron felices para siempre.

Mientras caminábamos al barrio chino, en algún momento de ese pequeño trayecto de diez cuadras, y creo que en lo que restó del dí una o dos veces más también, hablamos de ese pequeño juego, sexista y estereotipo de vida de mujeres. Sí, "las Barbies", esa pequeña idiotez que nos inculcan desde pequeñas, no solo nuestras madres, si no que además, es una publicidad que se puede ver en cualquier lado, en casi todo el mundo.Me fue inevitable pensar en ese momento, y reafirmármelo a mi misma un poco más tarde, pequeñeces sobre mi infancia y sobre ese juego, sobre lo que hacía, cuándo lo hacía y dónde.
Me di cuenta de que como nunca tuve al Barbie hombre o Ken (o como sea que se llame el hombre de juguete), mis muñecas no tenían relaciones ni a larga distancia ni con un hombre que se "había borrado" ni nada por el estilo, tenían una novia mujer, que de casualidad era otra muñeca que yo tenía. Tenían una vida normal, de secundaria o "universidad" pero no un novio, una novia, una vez que se graduaban (vaya uno a saber de qué) se iban a vivir juntas y tenían una hijita.
Después como en cada historia de "Vivieron felices por siempre", se terminaban casando y ahí, recién ahí podían "dormir juntas" (no me culpen, estaba muy influenciada por las películas de amor de Disney). Claramente yo no sabía que significaba "dormir juntxs" así que la vida normal era dormir cada una en una cama separada y una vez que estaban casadas, podían dormir en la misma cama. Simplemente eso (y claro, la hija llegó antes, pero vaya a saber uno de dónde).
Después de un tiempo, me regalaron a ese bendito muñeco, pero yo acostumbrada a que "las nenas con las nenas, los nenes con los nenes", el chico era soltero o tenía un novio, que vivía muy lejos y por eso no se podían ver casi nunca. Siempre alguna de las dos muñecas miraba asombrada a su amigo que "ay por Dios, tiene novio!" viéndolo como algo un poco extraño al principio, a pesar de ser pareja ellas dos (no me cupen, tenía cinco o seis años).
Finalmente, en mi última etapa de jugar con ese tipo de juguetes, recuerdo que tendía a arrancarle alguna parte del cuerpo a las muñecas (solo una quedó viva y aún la conservo como un tierno recuerdo de mi pasado), un brazo, una pierna o ambos, pero a una, a mi favorita, le arranqué la cabeza.
No, no me entristecí, comenté que se había convertido en "EL JINETE SIN CABEZA" (sin el caballo, pobre, pero era algo) y era ella, la jinete decapitada, quien le arrancaba partes del cuerpo a sus compañeras y novia por venganza.
¿Venganza a qué? No lo se, imaginación de una nena chiquita.
Al final, muchas de esas muñecas terminaron en la basura, excepto una que era la más linda que siempre zafaba de esa puta que la quería decapitar no sabemos cómo. Esa está guardada en una caja, y creo que el Ken, anda por ahí también.

En fin, los "vivieron felices por siempre" de mis historias, andan medio complicados.
Al final la historia terminó con que una gigante, le arrancó la cabeza a una mujer, que tenía esposa e hija, y no sabemos cómo, pero esa mujer no se murió, o quizás revivió, convertida en la jinete sin cabeza, vengándose de algo y decapitando o matando de alguna otra manera a quien se le cruzara en el camino.
Pero supongo que al final (como también mató a la mujer y a la hija), terminaron todos juntos.
Decapitando a más muñecos o descansando en el infierno. Vaya uno a saber.
Pero bueno, la vida, ¿no?

2 comentarios:

  1. Yo terminé decapitando a todas mis barbies, menos a una, que la hice punk rocker cuando era (más) chiquita <3

    ResponderEliminar
  2. AJAJAJJAJAJAJA que genio, qué genio <3

    Atte.: Len desde otra pc c:

    ResponderEliminar